Cosas de la dignidad
A partir del llamado de un encuentro celebrado en Chiapas, mucha gente aceptó el participar en actos en los que se nombrara y se recordara a muertos, presos y desaparecidos y se dieron a la tarea de montar altares para ello. HIJOS México no estuvo de acuerdo en poner desaparecidos y presos junto a los muertos, y así lo hicieron saber en el mensaje antes mencionado, en el cual entre otras cosas afirman: "Hemos decidido que con gusto participaremos, entre el 29 de octubre y el 2 de noviembre, en la campaña `Nombremos a nuestros muertos`. Tenemos mucha injusticia que denunciar y muchos muertos que recordar. Sin embargo, creemos que no se debe nombrar a los desaparecidos en el contexto del Día de Muertos".
Agregan que esos días se celebrarán, no sólo actos rituales o ceremoniales, sino políticos y que estarían cometiendo un grave error, al unir la desaparición forzada a la muerte, ya que "el mal gobierno" secuestró y desapareció a cientos de mexicanos "apostando al miedo, al olvido, al silencio y a la muerte. Si con nuestros actos, acciones u omisiones, hablamos de desaparecidos y de muertos juntos, le estaríamos haciendo el juego al mal gobierno".
Estos jóvenes que tienen desde temprana edad tantos reclamos que hacer al mal gobierno, dicen en su mensaje que durante muchos años se han escuchado frases proferidas por algunas personas que de seguro se sienten intocables, porque afirman: "Algo han de haber hecho", "ellos se lo buscaron", ¡como si no hubiera leyes que hablan de justicia para todos; como si policías y soldados tuvieran siempre la razón y la facultad de actuar conforme a sus criterios! Que lo han hecho, no queda duda, pero son transgresores de esas leyes que juraron cumplir y hacer cumplir, desde el Presidente de la República, hasta el último de los soldados y policías que obedecieron órdenes de tortura y de crimen.
"Nosotros dicen estos valientes nos movemos por una lógica de resistencia y esperanza, una lógica de la vida y la alegría, como aquella con la que lucharon y luchan los desaparecidos, pues los desaparecidos siguen luchando, lo hacen con nosotros. Debemos seguir luchando por ellos, por su presentación con vida. Nombrarlos en el contexto del Día de Muertos hace que se vean como muertos. Por más que nosotros le demos otro enfoque, la gente que observe nuestros actos asociará irremediablemente a los desaparecidos con los muertos y eso será utilizado `por el mal gobierno`". Y añaden categóricos: "Si acaso se decide recordarlos ese día, será para recordar que no están muertos". Ellos piensan con nosotros (Comité ¡Eureka!) que es importante nombrar a nuestros desaparecidos, pero en otra fecha (aunque todos los días del año y a todas horas y minutos pensemos en ellos). Proponen los primeros días de diciembre para nombrarlos uno a uno. Nosotros, madres y familiares, proponemos el 10 de diciembre, fecha de los traídos y llevados derechos humanos y estamos de acuerdo con HIJOS México, cuando afirman que las palabras no son triviales y proponen una frase para que sea incorporada a la campaña: "Nombremos a nuestros muertos": "No murieron, los mataron" y en cuanto a los desaparecidos "en lugar de simplemente hablar de ellos, para que así, ni la mención ni la omisión lleven al error" proponen "la única forma de hablar de los desaparecidos políticos es: los desaparecidos no están muertos: ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!".
No ha dejado de sorprender a los familiares de los desaparecidos el hecho de que a pesar del mensaje de HIJOS México se sigan anunciando actos en los que "se nombra" por igual a muertos y desaparecidos, y hasta se basan en una larguísima lista de personajes célebres, de seres humanos excepcionales, que dedicaron su vida a la lucha por libertad y justicia, cuyos nombres se mencionan en la mayoría de los libros de historia, o se conocen porque sus acciones no son lejanas. En buena hora esta clase de historia, esta repetición, este recuento de nombres de seres que debemos admirar, venerar y querer, pero no se vale que en ese recuento se mezclen nombres de desaparecidos a los que se da sin más por muertos, como a Lázaro Torralba Álvarez… (¿les consta?... Porque sus familiares aún lo reclaman con vida).
No podemos situar en el mismo espacio a quienes murieron, si bien luchando por los anhelos de sus pueblos, junto a los que les arrancaron la vida con las más espantosas torturas. ¿Cómo acomodar a doña Josefa Ortiz de Domínguez y a José Clemente Orozco, por citar sólo a dos de los muchísimos mencionados en la lista, con Ignacio Olivares Torres y Salvador Corral García, muertos por las más espantosas torturas, para quienes el "tiro de gracia" debe de haber sido tan sólo para asegurarse de que estaban muertos, totalmente muertos, cuando arrojaron sus cadáveres (por orden de Miguel Nazar Haro), el primero en Guadalajara y el segundo en Monterrey?
Duele, todo esto y mucho, cuando quienes invitan a un acto en la plaza Hidalgo de Coyoacán se hagan llamar: "Sembrando dignidad". Por eso preguntamos: ¿sembrando dignidad?