Comité Eureka

En este espacio se publican los artículos semanales de Rosario Ibarra de Piedra, del Comité Eureka. Se obtienen del diario mexicano El Universal (todos los martes en la Primera Sección). Entre a la página www.eureka.org.mx para conocer la historia del Comité Eureka y los nombres de los desaparecidos por los gobiernos de México.

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Nombre: Comité Eureka
Ubicación: Mexico

martes, enero 31, 2006

¿Qué dicen?

Traigo desde hace días algo como un enorme remolino en la mente. Un tornado que alza polvaredas gigantescas de recuerdos, tormenta que arrastra dolor y que deja los estragos de su furia sobre la pobre alma que desde hace tantos años trata de no sucumbir, pero eso sí, acorazada de decisión de lucha y fortalecida por la certeza de que la razón la asiste.

Se remonta el pensamiento a los años lejanos ya, en los que nos unimos los familiares, los compañeros y amigos de los presos, los perseguidos, los desaparecidos y los exiliados políticos de este país.

Fue a finales de 1976, a más de un año del secuestro de mi hijo y en las postrimerías del mandato del entonces omnipresente todopoderoso presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez (de triste memoria y odiada presencia), como suele decir un entrañable amigo.

Sí, fue entonces cuando una dulce muchacha (Urania, se llama), a la que conocí desde la cuna, me invitó a ir "a una reunión al penal de Topo Chico", y hasta allí llegué, con todas las trabas que en aquellos años y con la fama de los Piedra Ibarra, en la Sultana del Norte, emporio de dominación patronal, significaba.

Poco menos de 30 presos políticos estaban en aquel lugar y tenían "el gusto y la libertad" de poder ver a quienes les visitaban y de leer y escribir, cosa que a algunos otros prisioneros de las mismas características, en otras ciudades, les estaba vedado.

Nos querían proponer la creación de un comité para su defensa, a la par que la de los perseguidos, los desaparecidos y los exiliados.

De los desaparecidos era quien esto escribe la única representante y, por lo tanto, me fue encomendada la tarea de buscar a los familiares de los demás, que en el estado de Guerrero abundaban, pero conocíamos ya las historias de terror en otras entidades del país, como Chihuahua, Jalisco y el Distrito Federal, lugares en donde el Ejército mexicano y la Dirección Federal de Seguridad, habían ejercido su demoledora crueldad y tras los secuestros de muchos jóvenes, los habían confinado en los sótanos del Campo Militar Número Uno, en aquello que llamaban "el túnel del radio", inexpugnable trozo del enclave ilegal.

El mencionado túnel era una cárcel "clandestina" en la que eran encerrados, sin la más mínima protección de la justicia, aislados, sujetos a los más crueles, inhumanos y degradantes tratos: la terrible tortura, ejercida por agentes judiciales y militares de distintos rangos, bajo las órdenes del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, mismas que eran acatadas sin recato y sin protesta, a saber, para vergüenza del otrora glorioso Ejército mexicano, "defensor de la patria".

En este momento de la remembranza me surgió la pregunta que da nombre a estas líneas: ¿qué dicen? Sí, qué dicen, qué quieren dar a entender con eso del "glorioso Ejército".

¿Habrá quién crea que es servidor del pueblo, cuando desde hace muchos años ha sido rompehuelgas, cuando se sabe lo de Rubén Jaramillo, lo de Madera, lo del 2 de octubre de 1968. cuando su presencia sirve para "cuidar" las casonas de los ex presidentes y para amedrentar a los habitantes pobres de los poblados míseros que llenan la superficie de este pobre país?

¿Qué dicen las palabras del presidente Vicente Fox Quesada cuando expresa que "cada pueblo tiene el gobierno que se merece?", ¡Pobre pueblo de México si ha merecido a Luis Echeverría y a los que le siguieron! ¿Se habrá olvidado don Vicente de las trampas y los fraudes del "tricolor" y del engaño de su mercadotecnia para llegar a donde hoy está?...

¿De veras el Presidente creerá lo que dijo en sus declaraciones recientísimas que "ha trabajado en el frente de la seguridad, el desarrollo del estado de derecho, el crecimiento económico, la política social y la formación de capital humano", y que cuenta con una aprobación "superior a 70%...", y rubricó con una frase lapidaria: "De hecho, hay muy pocos presidentes en Iberoamérica que cuenten con un mejor reconocimiento de la opinión pública que el Presidente de México"?. ¿De veras creerá todo eso? Y lo del "estado de derecho", ¿cómo es posible que no se lastime la garganta, con lo de las mujeres muertas en Ciudad Juárez, con la farsa palera de la traída y llevada fiscalía especial en lo de los desaparecidos, con la emigración masiva de los mexicanos pobres que van a arrostrar el maltrato, la injusticia y quizá hasta a perder la vida?

Ante todo esto y mucho más, ¿cómo es posible que hable en esa forma? Si lo cree, está mal. Si piensa que lo creemos, nos juzga como retrasados mentales, idiotas o cosa que se le parezca. Si no le importa que no lo creamos. no tuvo, ni tiene ni tendrá remedio. Pero esta "enfermedad" no sólo la sufre el señor Fox, es algo muy extendido que afecta a muchísimos espécimenes de la llamada "política de altura", que recibieron el contagio de los infectados del viejo partido de larga y desacreditada existencia, que hoy, adelgazan sus filas en la huida hacia nuevos horizontes y llevan en su bagaje el letal germen. ¡Cuidado con esos "portadores" de la mentira y de la demagogia!

¡Ay de quienes crean en su falacia y aprendan sus lecciones de simulación! Los conocemos desde hace más de 30 años. Durante todo ese tiempo nos engañaron y siguieron cometiendo los mismos crímenes y el presidente Vicente Fox hizo suyas la mentira y la demagogia.

La impunidad camina sin temor por todo el país y la corrupción, lujosa y alhajada, se pavonea airosa en las más altas escalinatas del poder. Por eso, cada vez que hablan, preguntamos: ¿qué dicen?

martes, enero 24, 2006

¿Una nueva burla?

¿Una nueva burla? -inquiero-, y la respuesta me brota fuerte y ardiente como agua de un géiser: ¡hasta la pregunta es necia! Y en mi mente se hace coro con lo que me dijeron familiares, amigos y vecinos. ¡Ándale, prepárate para otros corajitos como los que pasaste cuando lo de Nazar Haro! Y es que hace días recibí de nueva cuenta un citatorio, que a la letra dice: C. Rosario Ibarra de Piedra... Domicilio... Monterrey, NL.

"Se sirva usted comparecer, debidamente identificado, a las 11 horas con 14 minutos del día 30 de enero de 2006, al Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal del Cuarto Circuito en el Estado, con domicilio en avenida Constitución número 241 poniente de esta ciudad, para la práctica de una diligencia de carácter judicial, ordenada por auto de fecha 17 de enero del año 2006, dictada dentro de la causa penal 104/2004, que se instruye contra de Carlos Gutiérrez Solana Macías, por el delito de violación de garantías a través de la privación ilegal de la libertad, en modalidad de plagio o secuestro. Se le apercibe que de no presentarse debidamente identificado en la fecha y hora indicada, se aplicará en su contra una multa al equivalente a 15 días de salario mínimo general vigente en esta zona; lo anterior de conformidad con lo dispuesto en el artículo 44 fracción uno del Código Federal de Procedimientos Penales".

Y, claro, la firma del actuario, la hora en que se entregó y unas letras casi ilegibles que dicen que "quedó en poder de una persona que dijo ser la persona buscada, quien se negó a firmar".

Claro que me negué a firmar, como generalmente lo he hecho y lo hago con escritos o documentos que me enviaron durante muchos años o me llegan hoy de oficinas de los malos gobiernos, que sólo son "disculpas" por no poder atender nuestras solicitudes de audiencia (Procuraduría General de la República, por ejemplo) o "citatorios" como el que transcribí, en el que le agregaron el apellido Gutiérrez, o interpretaron la G. como tal a quien siempre mencionaron en Monterrey como Carlos G. Solana Macías... (a lo mejor lo hacen pariente de Gutiérrez Barrios), aunque si por él fuera, preferiría de seguro que le agregaran el Moya, pues siempre decía que Mario Moya Palencia era su amigo y su jefe y que sólo de él, y nada más de él, recibía órdenes... luego entonces, ya sabemos de dónde salían los mandatos para detener, torturar y encerrar en cárceles clandestinas a los que capturaban, pues conocemos la escala ascendente en el poder, misma que llegaba hasta Luis Echeverría Álvarez, presidente de la República Mexicana y comandante supremo de las Fuerzas Armadas, cuyo radio de acción abarcaba policías ilegales y grupos del Ejército, ilegales también; "brigadas" amafiadas con lo peor de los cuerpos policiacos que entraban por la "puerta ocho" al fatídico Campo Militar Número Uno, a dejar la carga doliente de los que habían torturado ya en las instalaciones de la Dirección Federal de Seguridad.

Aparte, estos señores de los juzgados se empecinan en calificar ese delito terrible, crimen de lesa humanidad, como "privación ilegal de la libertad en su modalidad de plagio o secuestro" y no como desaparición forzada de personas o detención-desaparición. ¿Cuáles son sus razones? Jamás lo explican, pero tanto ellos como el llamado "fiscal especial" insisten en ello una y otra vez; sus motivos turbios y torcidos tendrán.

¿Será acaso porque la desaparición forzada no prescribe?

En fin, el caso es que voy a ir al tal juzgado que ya me hizo jugarreta y media hace meses, cuando lo de Miguel Nazar Haro, que orondo llegó a su casa, según los medios de comunicación.

Tengo que ir "debidamente identificado" en la fecha y hora indicada, es decir, el día 30 de enero de 2006 "a las 11 horas con 14 minutos" (ni uno más ni uno menos), porque, como se habrán dado cuenta los amables lectores, se me apercibió que, de no hacerlo, se aplicará en mi contra una multa equivalente a 15 días de salario mínimo general vigente en la zona.

Pero que quede claro, voy a ir, pero no por temor a pagar la multa que llega a la suma de 735 pesos, según el insultante salario mínimo vigente en esa zona, emporio del poderío económico del país, sede refulgente de la industria, en donde algunos de sus "capitanes" son responsables de fraudes y desfalcos cuyos costos caen sobre las espaldas de los trabajadores y del pueblo pobre de México.

Ellos, los pobres, hacen la riqueza que engorda los fajos de billetes y las cuentas en los bancos "rescatados", y el salario mínimo, sí, es mínimo y mísero, miserable, ridículo, ofensivo, inhumano.

Pero hay que ver cómo se llenan la boca los jueces cuando dicen solemnes que a fulanito de tal o zutanito de lo mismo o mengano de un apelativo que no recuerdo, le hicieron pagar una cantidad de no sé cuántos salarios mínimos para que "saliera bajo fianza".

Eso se llama asustarnos "con el petate del muerto", porque los fulanos, zutanos y menganos se llevan millones y las fianzas se las imponen en salarios mínimos, como si sus hurtos y sus desfalcos fueran en esas mínimas condiciones. Es además un insulto a la inteligencia de los pobres. Que se atrevan a preguntarles si no saben cuál es la diferencia entre cientos y miles de millones de dólares y pesos y 49 al día, que es su salario mínimo.

Esta burla es añeja... el "citatorio", ya no pregunto, afirmo: es para mí una nueva burla.

Amigo Evo

Perdón Evo Morales por llamarte amigo sin haberte conocido, y perdón también "por hablarte de tú", que según dicen los "finolis", es falta de educación. Pero quiero decirte que desde que oí de ti por vez primera, supe que podríamos ser amigos, aunque "jamás de los jamases" nos hubiésemos encontrado o nos pudiéramos ver en ese espacio de tiempo que indica lo imposible.

Además, me atrevo a "tutearte" porque me importa más lo que solía decir mi amadísimo padre, que lo que opinen todos los "finolis" del mundo. Él -mi padre- afirmaba en una interrogación: ¿por qué no tutearnos, si le hablamos de tú al Padre Nuestro? ¿Cómo la ves?... Yo creo, que desde tu sitial de dignidad y de sencillez, no le pondrás objeción alguna a estas nimiedades.

Quizá nunca te enteres de lo que aquí te digo, pero me ensancha el alma poderlo expresar.. Amé a tu patria "porque la amé de lejos", como dijo un poeta mexicano, pensando en la nuestra, porque él estaba en otro suelo. Amé a tu patria porque aquel ciudadano del mundo que se llamó Ernesto Guevara se fue a suelo boliviano para luchar por él y tal vez, ¿por qué no?, para morir en tierra digna.

Sentí una pena intensa, se llenó mi alma de conmiseración, una vez que un entrañable amigo visitó Bolivia y volvió contrito, dolorido, indignado. Rosario -me decía- esto no debe de ser, tenemos que luchar para acabar con la miseria que ha inundado al mundo y que mata a los niños cuando su vida empieza apenas.

Fíjate, me contaba indignado, en México los pobres o nosotros mismos, no tan pobres, vamos a los mercados y compramos la mitad de una papaya o de una enorme y jugosa sandía de las que se cosechan en esta tierra pródiga, mientras que en los mercaditos callejeros de La Paz, allá en Bolivia, la gente compra. ¡un cuarto de jitomate! Lo vi y no lo podía creer, y seguía con su pena y su indignación hablándome del insulto que aquello significaba, de la maldad de los gobiernos que pretendían vender la riqueza de aquella tierra (o ya la habían vendido) y pretendían (o ya lo habían hecho) obedecer las órdenes obtusas de un gobierno extranjero, que se creía y se sigue creyendo el dueño del mundo.

¡Ay, amigo Evo, creo conocerte! He leído sobre tu niñez y juventud; he repasado en mi imaginación lo que pudiste vivir y sufrir en aquellos años de pobreza extrema de tu amado pueblo; he visto, con los ojos de la mente, tu capacidad de lucha, tu decisión de alzar como un estandarte los anhelos ancestrales de tu raza, el reclamo de siglos que contigo, junto al indomable "poder del pueblo", como tú mismo lo dices, nada ni nadie podrá enfrentar.

En México, hay miles, tal vez millones que sufren de esa hambre que corroe las entrañas, que destruye, que asesina. pero también hay otra hambre, tan terrible y tan dañina como esa: la falta de justicia; estamos hambrientos de ella, la pedimos, la exigimos y luchamos por ella desde hace muchos años. pero los gobiernos perversos se fingen sordos y ciegos para no saber de nuestros reclamos. Y creo que no lo ignoras, en todo el continente, en este, en el que uno de los hombres más bondadosos del mundo llamó "Nuestra América", han existido, para vergüenza de la especie humana, seres aborrecibles, abominables, que han cometido terribles crímenes que tienen a más de 90 mil hogares sumidos en la más profunda tristeza. Sí, desde el río Bravo hasta La Patagonia se lloran las "desapariciones". tú lo sabes, porque Bolivia tiene su cuota de dolor también.

Pero también, aparte de esa hambruna que corroe las almas que buscan justicia, está el otro dolor: la pena ingrata que dan las decepciones; la frustración ante la falta de cumplimiento de lo prometido. Los ecos de la perorata de los candidatos hacen estallar los tímpanos; lastiman la mentira, la demagogia, el escarnio del engaño premeditado y toda la larga cauda de falsedades cuidadosamente calculadas que han sembrado infinita tristeza en muchos pueblos hermanos a todo lo largo y ancho de esta América (¿Nuestra?).

Nombres de nuevos presidentes van y vienen; la esperanza -que siempre vivirá en las almas que sufren- crece y florece cada vez que "hay cambios". pero éstos, los cambios, no son tales, nunca llegan, porque son simulación y mentira. Y junto a los nombres de los que han llegado al poder, son sepultados por inútiles, por malignos, por valerse de esa esplendorosa esperanza de los pueblos para trepar al poder. y llegando a él, dilapidan la fe que los pueblos depositaron en ellos, la tiran, abominan de ella y se ensucian, sin que esto parezca importarles, porque pesa más el botín de la reciprocidad del coloso cuyos mandatos acatan. ¡Pobres títeres, míseras marionetas, ridículos saltimbanquis que la Historia exhibirá en la podredumbre de sus mediocres espíritus. allá ellos!

Tú, amigo Evo, tienes algo que ellos no conocen, lo he visto en tus actos y lo he percibido en tus gestos y en tus palabras: la dignidad de la sangre que corre por tus venas, la sangre robusta de los dueños primeros de toda esta tierra. Además, la dulzura y la mansedumbre que hizo poeta al rey Netzahualcóyotl, aquel "coyote de ayuno" que sufrió el dolor de ver morir a su padre por manos asesinas; aquel monarca que fue bueno para su pueblo. Tú eres de ese "tronco" del que escribía José Martí y estoy segura de que tú sí sabrás cumplir las promesas que hagas a tu pueblo. Muchos seres que sufrimos estamos contigo, amigo Evo.

martes, enero 10, 2006

Ni olvido, ni perdón

El 6 del presente, Día de los Reyes Magos, entre el júbilo de algunos niños afortunados que tuvieron en sus manos los juguetes que "pidieron" y la mirada triste de los más, porque tan sólo recibieron unas cuantas golosinas, una muñeca despeinada y maltrecha o un carrito destartalado, cuando iban de puerta en puerta extendiendo sus manitas ateridas, una profunda tristeza me invadió.

Pensaba en los millones de niños iguales a esos que pasaban junto a mi ventana, que llenan pueblos lejanos y barriadas miserables, y en los que ni siquiera pudieron llegar a recibir aunque fuera "eso", juguetes viejos y unos cuantos dulces, porque la muerte se los llevó en la alborada de sus vidas.

El intenso frío me trajo el recuerdo imborrable de mi niñez en el estado de Chihuahua, aquella mi tristeza infantil frente a la miseria y a la desnudez de los pies de los tarahumaras y el maltrato racial del que eran víctimas, que me marcaron para siempre contra la injusticia.

Era temprano la reciente mañana del 6 de enero; los periódicos estaban ya sobre el sofá en que me siento a leerlos y pensando en ahuyentar mis tristes pensamientos, me dispuse a iniciar la cotidiana tarea.

Hechos y noticias pasaron en largo desfile ante mis ojos. Descripciones de sucesos en países lejanos, una que otra nota que infundía optimismo y luego, las páginas editoriales, ideas, opiniones diversas volcadas en los distintos diarios y revistas. Al llegar a La Jornada, encontré en la página 17 un artículo de Jorge Fernández Souza, al que llamó "Dos compañeros, dos amigos, otra campaña", que inició con el siguiente párrafo: "En una de las averiguaciones previas iniciadas por la Fiscalía Especial Para la Atención de Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, aparece como agraviado Raúl Pérez Gasque, de quien existe una declaración fechada el 9 de abril de 1974 en el Distrito Federal, después de que fue detenido en Ocosingo, Chiapas, el 21 de marzo de ese año. La detención habría ocurrido por su pertenencia a las Fuerzas de Liberación Nacional".

El corazón me dio un vuelco al leer los párrafos siguientes, porque Jorge Fernández se pregunta y se responde sobre la suerte corrida por Raúl, ya que estuvo en manos de la Dirección Federal de Seguridad y lo imagina, con toda razón, "sujeto a la ferocidad demencial de los criminales de la DFS"... Además de la detención-desaparición de Raúl Pérez Gasque y de Elisa Irina Sáenz Garza, hace memoria de Efraín Calderón Lara, secuestrado por agentes y ex agen-tes de la policía yucateca el 14 de febre-ro de 1974 y cuyo cadáver fue encontrado en montes de Quintana Roo, con huellas de tortura".

El artículo de Fernández Souza está lleno de hechos dolorosos conocidos por mí desde los momentos en que sucedieron y cita el nombre del siniestro personaje que inició en la historia de este país una era de crueldad extrema, que llenó de dolor y de llanto a miles de hogares: Luis Echeverría, y el sólo leerlo me trajo los recuerdos de todos los relatos de hechos terribles, cometidos bajo sus órdenes, las de sus antecesores y las de quienes le sucedieron, que he escuchado durante los 30 años que llevo en esta lucha desigual, contra la desaparición, contra la tortura y contra la muerte.

Tenemos la lista de nombres de los desaparecidos de todo el país, recibidos de manos de cada una de sus familias. Junto al de Raúl Pérez Gasque y el de Elisa Irina Sáenz Garza; están los de todos los otros detenidos en Ocosingo y en otros lugares de Chiapas en 1974.

Me los entregó el doctor Margil Yánez Martínez, amigo entrañable de mi esposo y padre de César Yánez Muñoz, a quien llamaban "Pedro" o "Miguel", fundador de las Fuerzas de Liberación Nacional, detenido-desaparecido por elementos del Ejército mexicano, durante los primeros meses de 1974. Transcribo los nombres como los recibí: Javier Coutiño Gordillo, Fernando González, Juan Guichar Gutiérrez, José Guadalupe León Rosado, Bartolo Pérez Hernández, Sebastián Vázquez Mendoza, Fidelino Velázquez, Carlos Vives Chapa y Federico Zurita Carballo.

Conozco de sobra ese olvido de muchos, que siento que entristece a Jorge... ¡vaya que lo hemos sentido mis compañeras y yo! Por eso quiero decirle desde este espacio solidario que en nosotros, el Comité ¡Eureka!, el olvido no anida, que los tenemos presentes a todos los que el mal gobierno nos arrebató y luchamos y seguiremos luchando por su vida y por su libertad... (Los que estén y como estén, son nuestros).

Una enorme esperanza nos anima, cimentada en su juventud, en la fortaleza de sus convicciones y en los testimonios de los que logramos que fueran liberados y que los vieron vivos en cárceles clandestinas. Pero... queremos decirle, amigo Jorge Fernández, que nos hace hervir la sangre el que algunos los den por muertos y que digan de los que sí se sabe que murieron, que "su sangre es abono en los surcos de la revolución" y no los vuelven a recordar.

Nosotros sí; a los que han sido asesinados como Efraín Calderón Lara y Román Guerra Montemayor, que suman miles y a los desaparecidos, jamás los olvidaremos, que los olviden otros si así quieren, allá ellos y sus almas mezquinas. Nosotros seguiremos en la lucha, no sólo por la verdad de todo lo que los nuestros sufrieron, sino por el castigo para todos los responsables de tanta sevicia. No nos mueven odio ni venganza, queremos justicia. Por eso, a la par que luchamos por ella seguiremos gritando hasta triunfar: ¡ni olvido ni perdón!

Mensajes hipócritas

La tarde, casi la noche del día 30 de diciembre del ya pasado 2005, recibí una llamada de un noticiario de televisión en la que me comunicaban su deseo de entrevistarme, en vista de que "Carlos G. Solana Macías fue detenido...". "Señora -decía la voz del otro lado de la línea-, ¿qué opina de que hayan detenido a quien secuestró a su hijo? ¡Por fin, un acto de justicia! ¿No?". Contra mi costumbre, guardé silencio por un rato que sin duda pareció largo a quien esperaba mi respuesta... y es que durante los segundos que enmudecí, pensaba en los 30 años de injusticia que llevo y que llevamos acumulados quienes formamos el Comité ¡Eureka!

Insistió la voz interlocutora y le respondí a borbotones que aquello que podía ser para algunos "un acto de justicia", para nosotros era punto menos que una bofetada, por lo tardío y por la carga de burla que destilaban las actitudes, los gestos y las palabras del "detenido", ex jefe de la policía judicial del estado de Nuevo León, actor material, junto con su "equipo" de judiciales, de secuestros, de tortura y de la muerte de Carlos Rentaría, joven asesinado por un grupo a quien Solana Macías hacía llamar los "chaquetas cafés", que aun viendo a la víctima sin vida, seguían lanzando sobre su cuerpo inmóvil, ráfagas de metralleta.

La televisión y la prensa dieron noticia plena de ello en su momento... Veintiocho impactos de bala truncaron aquella joven vida... Horas más tarde, ante familiares de unos detenidos en los separos de la policía judicial, su titular decía mientras observaba una fotografía del cadáver: "Se le acabó la suerte, jovencito".

Escribo todo esto porque en cuanta entrevista me han hecho me preguntan si conocí al personaje, que si tengo idea de cómo es, que cuánto sé de él, etcétera.

Y les he dicho que sí lo conocí, que estuvo en mi casa en un "cateo" sin orden para ello, y que estuvo presente en las instalaciones de la policía judicial cuando torturaron a mi esposo tres agentes que obedecían una orden dada por él, para que les dijera en dónde estaba mi hijo, cosa que mi esposo ignoraba, pero que de seguro no se los hubiese dicho aunque lo supiera, conociendo la brutalidad de que eran capaces, ya que lo estaban probando en esos momentos.

Mi esposo sufrió la fractura de la cuarta vértebra lumbar, que lo convirtió en un inválido por espacio de cinco meses, ya que tenía 62 años y sus huesos, como él, eran viejos ya.

Durante todo el tiempo que permaneció hospitalizado y más tarde, ya en la casa, los helicópteros casi tocaban la azotea y vehículos mal disfrazados se apostaban a todas horas a no muy larga distancia, desde donde observaban todos nuestros movimientos y esperaban, con las ametralladoras sobre las rodillas, el momento en el que llegara mi hijo Jesús a ver a su padre, para detenerlo... o quizá con la aviesa intención de repetir lo que hicieron con Carlos Rentaría.

Era el año 1974. El verlos allí me daba tranquilidad... No lo tienen, pensaba, y me quedaba todo lo tranquila que podía... pero una mañana no escuchamos el ruido del helicóptero ni vimos su sombra sobre nuestra casa, y los carros "misteriosos" no estaban más.

Mi hijo no había caído en la trampa que le tendieron durante un año pero pasado éste, en el mismo esplendoroso mes, el l8 de abril de 1975, cuando ya no estaban cerca los sombríos espías, me di cuenta de que lo tenían en sus manos...

¡Y empezó el viacrucis! De entonces a hoy no ha habido reposo, mi mente trabaja sin cesar, no he podido volver a sentir alegría plena; si acaso, uno que otro chispazo feliz que me dan mis otros hijos y mis nietos, y la solidaridad incondicional de amigos y compañeros de lucha, que saben lo que esta ausencia amada significa y me acompañan en el duro batallar contra la perenne injusticia.

Con tono optimista en sus voces, quienes me llaman para entrevistarme inquieren una y otra vez si esta detención no significa para mí siquiera "un pasito". Siento pena al decirles que no pienso que sea así, porque no acostumbro mentir, ni ocultar mis sentimientos de dolor y de rabia ante tanto engaño de que hemos sido víctimas los familiares de todos los detenidos-desaparecidos.

Me veo precisada a explicarles que toda esperanza en las buenas intenciones del gobierno ha sido tronchada por el mismo... con la "ayuda inocente" de fracciones parlamentarias que aprobaron el que los "pobres viejecitos" (como Pinochet) puedan ir a pasar sus condenas en sus hogares... o que si acaso pisan alguna cárcel, sea por poquísimo tiempo, como Miguel Nazar Haro, que estuvo todo el tiempo que pasó en Monterrey, protegido por sus amigos ricos que lo cuidaron dentro del hospital San José, en la parte destinada a ginecobstetricia...

¿Al lugar de qué especialidad mandarán a Carlos G. Solana Macías?

También suelo decirles a los entrevistadores que quisiera estar equivocada; que me daría un gusto indescriptible el que en verdad el gobierno actuara con voluntad política y de una vez por todas acabara con esta nuestra angustia de años.

Una acción de esa naturaleza merecería el reconocimiento de millones de mexicanos y de no pocos ciudadanos de otros países... pero... ¿será posible?

¿Cómo creer en que una cosa así pueda suceder, en medio del oleaje de corrupción, de impunidad y de simulación que nos ha azotado durante todos los sexenios priístas y en este, al que se empecinan en llamar "del cambio"?

¿Cómo ilusionarse con que vendrán acciones limpias y rectas, mientras brotan hipócritas mensajes puristas que pronto se tornarán palabrería hueca?

Por eso nos seguimos preguntando: ¿justicia?